la niña que tiene amores deja la casa y se va...

















Amapola
(Papaver Rhoeas)
Décimas

Gabriel Moquete

El árbol de amapola es utilizado por los productores de cacao y café para poner sombra a sus siembras, y en el Cibao hay la creencia, que ya es un mito, de que si las niñas pisan las flores de este árbol seguido se van con su enamorado. Y los padres evitan que sus hijas pisen estas flores. Esto a lo mejor ya pasó al olvido pero queda la gracia de este mito.

Dicen que cuando ya está
la amapola echando flores,
la niña que tiene amores
deja la casa y se va.
Deja la inocencia atrás
y pone a libar su vida
entregada sin medida
al goce del gran amor,
cual crisálida en la flor
sublimemente rendida.

Es costumbre Cibaeña
en los campos, arraigada,
dar casi como sentada
esta pintoresca seña.
Cuando la hija pequeña
ya está metida en amores,
tienen los padres temores
y a sus hijas aconsejan
que con sus novios se alejan
cuando pisan estas flores.

Este mito, en la apertura
es para rendir honor
a un árbol, gran protector
de una gran agricultura.
Majestad de las alturas
que crece con altivez,
su sombra apacible es
natural invernadero
que cobija el gran sendero
del cacao y del café.

Por las alturas de Moca,
rondando a Gaspar Hernández
gigante jardín se expande
que pone a la gente «loca».
Porque de verdad provoca
admiración palpitante,
ver en las lomas distantes
las amapolas floridas,
parecen lomas paridas
de esos jardines colgantes.

La amapola, familia es
de una amplia variedad
que se brinda con bondad
para cualquier interés.
En los jardines se ve
luciendo entre bellas flores
y como es llama de amores
es causa de inspiraciones
que cantan con grandes dones
barítonos y tenores.

La amapola es algo así,
romance de sombra y flores
que se entrega con amores
en transformación feliz.
Gran recurso del país
que nutre nuestra foresta,
Amapola, musa erecta
capaz de hinchar el amor,
¡Paisaje de un buen pintor!
¡Poema de un gran poeta!

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