El filo del cuchillo separaba las escamas, las agallas y el espinazo...
Fernando Ureña Rib |
Captura
Cuento
Fernando Urena Rib
El cerebro de un pez no es redondo, como supuse al principio. El filo del cuchillo separaba las escamas, las agallas y el espinazo de la carne blanda y firme. El pescador se aventuró a extirpar las agallas, acercándose al cerebro del pescado. Latía aún, porque las ventosas insuflaban oxígeno acuoso en los lóbulos cerebrales. «¿Quieres probar un bocado delicioso?» Me preguntó. Entonces, sobre la punta misma del cuchillo me ofreció el cerebro latente del pez. Lo tragué de un sorbo. Desde ese tiempo mi especialidad llegó a ser atravesar a nado los estrechos: El de Gibraltar, el de Bering, el de Suez, el Canal de la Mona. Mi problema es que me capturaron unos barcos pesqueros japoneses y tengo frente a mí un filoso cuchillo separando de mi espinazo la carne blanda y firme, las escamas y agallas. Veo el resplandor del cuchillo acercándose a mi cerebro y... ¡Zaz!