Única, como solo ella puede ser, impredecible, desquiciada
En Octubre traigo una rosa para todos ustedes. Una rosa que en vez de pétalos, fue urdida de versos y en vez de aromas lanza al viento cantos. Que no teme exponer la desnudez de su alma, pues nos muestra la esencia de su íntimo ser.
Forjada en el dolor y el sufrimiento, se alimenta de pasión constante. Una rosa silvestre para este otoño nuevo. Una rosa rebelde colmada de ternuras. Única, como solo ella puede ser, impredecible, desquiciada y tierna. Criolla, pero que se allega de allende del océano.
Esa rosa tiene un nombre y poetiza con el caudal de sus vivencias y pasiones, concitando al amor, a través de la carne, y desafía a la muerte, coquetea con ella, y le escribe poemas ardientes y encendidos. Esa rosa que traigo es mujer de mi tiempo, es amazona insigne de otros mundos eternos.
Es sencilla y abierta es de todos y es nuestra: Rosa Silverio.