Quiero solicitar a todos sus nobles, con sus títulos y privilegios, con sus revistas cursis y sus paginas rosas

















Nota de Luis Carvajal

Nunca he entendido el orden de los títulos nobiliarios ni me interesa entenderlos. Duques, reyes, infantes, varones, marqueses, condes, vizcondes, caballeros, hidalgos (claro que me inclino ante el Ingenioso Hidalgo de la Mancha) príncipes y demás ridiculeces anacrónicas, constituyen un atavismo demasiado costoso a sus sociedades. Con el perdón de los ciudadanos de Bélgica, Dinamarca, España, Reino Unido, Liechtenstein, Luxemburgo, Mónaco, Noruega, Países Bajos y Suecia, la Santa Sede, la República de San Marino y Andorra quiero solicitar a todos sus nobles, con sus títulos y privilegios, con sus revistas cursis y sus paginas rosas en los diarios, con todo el glamour que exhiben y proclaman, con sus riquezas injustas y sus conductas impropias, con sus nombres mediáticos y sus oscuros secretos, quiero pedirles que se vayan todos a la mierda, que desaparezcan para siempre en bien de la humanidad. No, esto no se escribió ni en el año 1712, ni en el 1812. Ni en el 1912, se escribe y proclama en abril de 2012, año de la desfachatez de reyes y de tragedias neoliberales.

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