Por las páginas de las revistas navegaban yates suntuosos


Fernando Ureña Rib
















La carta
Cuento

Fernando Urena Rib

Cada mañana abría mi buzón con ansiedad, para buscar la carta que me habías prometido. Pero lo que encontraba era un fajo de papeles, repletos de mensajes que me auguraban la felicidad. Me ofrecían viajes a paraísos distantes, soleados, de ruidosos placeres terrenales, donde no estabas tú.

Querían poner en mis manos las llaves de cómodas villas, de casas solariegas, de torres y rascacielos con amplias cocinas, jardines, corredores y grandes ventanales con el mundo a sus pies. ¿Pero de qué me servirían si allí no estarías tú?

Por las páginas de las revistas navegaban yates suntuosos con los que escudriñar los puertos, los mares y los cielos, tal y como he hecho yo en esta tierra, buscándote de nuevo.

También recibía promesas de beatitud en portentosos paraísos celestiales. Por mil caminos distintos, únicos y verdaderos todos, me aseguraban un viaje seguro hacia la eternidad. Pero, ¿no sería una condena la eternidad sin tu presencia?

Hoy llegó la carta. Dices que estás casada y esperas un hijo. Ahora, al escribirte mis deseos de felicidad, habrás de perdonar el temblor de mis manos, los borrones y la tinta que se diluye en el agua salina que derramo y me impide leer esto que escribo.

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