En la pantalla del cine Acrópolis, este sábado, 27 de octubre















Próxima ópera es «Otelo»     

por Jimmy Hungría

La temporada 2012-2013 de The Met: Live in HD continúa con “Otelo”, de Verdi, que podremos ver, transmitida en vivo y tiempo real, desde The Metropolitan Opera House de Nueva York, con imagen HD y sonido digital, en la pantalla del cine Acrópolis, este sábado, 27 de octubre, a la una de la tarde, y repetida (grabada) en Fine Arts Novo Centro el miércoles 31 a las 7:00 de la noche, al precio de novecientos pesos (RD$900).

El elenco de dicha ópera es el siguiente: Johan Botha (Otelo), Renée Fleming (Desdémona), Michael Fabiano (Casio), Falk Struckmann (Yago). Dirige la orquesta Semyon Bychkov. Es una producción de Elijah Moshinsky, con escenografía de Michael Yeargan, diseño de vestuario de Peter J. Hall, diseño de luces de Duane Schuler y coreografía de Eleanor Fazan.
 
La sinopsis de “Otelo” (ópera basada en la obra homónima de Shakespeare), tal como está contenida en la página web de The Met, es la siguiente:

ACTO I
Chipre, finales del siglo XV. Los chipriotas vigilan ansiosos desde la orilla mientras una tormenta azota la flota veneciana enviada para defender su isla de los invasores turcos. El moro Otelo, general veneciano y gobernador de Chipre, llega sano y salvo con su navío al puerto y anuncia la destrucción de la flota turca (“Esultate!”). Yago, alférez de Otelo, consulta con el acaudalado Rodrigo, que está enamorado de Desdémona, una hermosa veneciana que acaba de casarse con Otelo. Yago promete ayudar a Rodrigo y le asegura que Desdémona se cansará pronto de su esposo. Yago le confiesa su odio por Otelo, que ha preferido ascender a Casio en lugar de a él. Mientras los ciudadanos celebran la victoria del gobernador, Yago propone un brindis. Casio declina la invitación, pero Yago alega que no puede negarse a brindar por la nueva esposa de Otelo. Casio accede y se emborracha mientras Yago provoca a Rodrigo para que se enzarce en una pelea con Casio. Montano, el antiguo gobernador, intenta separarlos pero Casio le ataca a él también. Otelo emerge del castillo para restablecer el orden. Está furioso a causa del comportamiento de sus soldados. Cuando ve a Desdémona perturbada por la conmoción, anula el reciente ascenso de Casio y ordena a todos que se vayan. Una vez solos, los amantes recuerdan su cortejo y se declaran el amor que sienten el uno por el otro (Dúo: “Già nella notte densa”).

ACTO II
Yago aconseja a Casio que presente su caso ante Desdémona. Alega que dada su influencia sobre el general, este volverá a rehabilitar a Casio en el cargo. Cuando Casio se va, Yago expresa su declaración de fe en la maldad del hombre, creado por un Dios cruel, y niega todo sentido a la vida (“Credo in un Dio crudel”). Observa cómo Casio se acerca a Desdémona en el jardín. Cuando entra Otelo, el alférez hace alusiones vagas a la fidelidad de Desdémona. Cautivado por la belleza de su esposa, Otelo la saluda cariñosamente pero cuando ella menciona la destitución de Casio, él se enfada y se queja de dolor de cabeza. Ella le ofrece un pañuelo para refrescarle la frente pero él lo tira al suelo. Emilia, doncella de Desdémona y esposa de Yago, recoge el pañuelo. Mientras Desdémona intenta tranquilizar a Otelo, Yago le quita el pañuelo a Emilia (Cuarteto: “Se inconscia contro te, sposo”). Otelo ordena salir a todos, excepto a Yago, que permanece para observar cómo crece la sospecha de Otelo. Para avivar los celos de Otelo, Yago inventa una historia sobre cómo Casio hablaba de Desdémona en sueños y afirma haber visto su pañuelo en la mano de Casio. Presa de la ira y los celos, Otelo jura venganza, y Yago secunda su juramento (Dúo: “Si, pel ciel marmoreo giuro”).


ACTO III
Un heraldo informa a Otelo de la inminente llegada de los embajadores venecianos. Yago le dice al general que pronto tendrá una prueba más de la traición de su esposa y Casio. Entra Desdémona. Otelo conversa tranquilo hasta que ella retoma el tema de Casio (Dúo: “Dio ti giocondi, o sposo”). Cuando Otelo le pide el pañuelo que le dio, ella vuelve a abogar por Casio. Incapaz de controlar su ira por más tiempo, Otelo la acusa de infidelidad y le ordena que se vaya. Una vez solo, Otelo sufre un ataque de desesperación y autocompasión (“Dio! mi potevi scagliar”). Cuando después vuelve Yago con Casio, Otelo se oculta. Yago muestra el pañuelo que robó y mantiene una conversación con Casio que Otelo solo oye fragmentada, por lo que supone, erróneamente, que están hablando de Desdémona. Mientras las trompetas anuncian a los dignatarios venecianos, Otelo jura matar a su esposa esa misma noche. A continuación, recibe al embajador Ludovico, quien le comunica que su presencia es requerida ahora en Venecia y nombra a Casio gobernador de Chipre. Ante estas noticias, Otelo pierde el control y empuja a su esposa al suelo, profiriéndole insultos. Ordena a todos que se vayan y sufre un colapso nervioso mientras Yago se regodea.



ACTO IV
Desdémona, asustada, se prepara para acostarse mientras entona una canción sobre una criada abandonada por su amante (“Piangea cantando”). Sobresaltada por el viento, da las buenas noches a Emilia despidiéndose de ella emotivamente antes de rezar sus oraciones (“Ave Maria”). En cuanto se queda dormida, Otelo entra y la besa. Desdémona se despierta e insiste en su inocencia pero Otelo la estrangula. Emilia llama a la puerta con noticias de que Casio ha matado a Rodrigo. Horrorizada al encontrar a Desdémona moribunda, pide ayuda. Al darse cuenta de lo que ha hecho, Otelo reflexiona sobre su gloria pasada (“Niun mi tema”). A continuación, se hunde la espada y muere mientras da a su esposa un último beso.

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