A Salka se llega con música de fondo...J

Jennet durante la lectura de su ensayo

















Explorador de la nada: La gran búsqueda

Jennet Tineo

Ensayo crítico leído en la puesta en circulación de la novela «Un lugar llamado Salka» del escritor Luis R. Santos en Cuesta Centro del Libro el Lunes 1 de octubre de 2012. 
¿Somos felices? ¿Sabemos acaso nombrar la felicidad?, ¿puede la felicidad ser abarcada en la palabra?  Si la respuesta a una sola de estas preguntas fuera sí, un sí palpitante como los pies de un peregrino, entonces sabríamos que la búsqueda interior no termina nunca, que nuestra felicidad es un proyecto inacabado y no por ello insatisfactorio.

En la novela «Un lugar llamado Salka», Luis R. Santos nos convoca, nos incita, nos motiva, primero a la reflexión y contemplación de lo circunscrito en nuestro entorno y luego a mirar adentro con ganas de reconocer ese lugar impermanente, atemporal, adimensional, para el que no se necesita la fórmula perfecta, o una cantidad de pasos determinadas por algún manual para arribar, donde nuestro equipaje es un peso que podría mantenernos siempre con un pie en lo profundo y otro en esa realidad medida con la cinta de lo “normal”, en una sociedad cuyo Norte parece claro, atraparnos, esclavizarnos, fabricarnos hasta el ultimo detalle del pensamiento.

La novela comienza abriéndonos su mundo desde las redes mentales de su personaje principal Fernando Castel ese «Explorador de la nada». Un personaje que no se contenta con el molde y transforma la insistencia familiar en su pasaje de escape, en su huida y la pregunta punzante se transforma en el boleto, en el diván perfecto para cuestionar al mundo social que nos rodea. La pregunta parpadea y Fernando lanza sin reparos el acertijo que lo acedia cuando dice: ¿Tiene usted algún proyecto, algo que sirva para darle sentido a su vida?, y aunque ahora mismo tenga muchas respuestas, ¿qué tan propias, que tan nacidas en el origen de su sí mismo son estas respuestas?  ¿Será su voz verdadera quien la conteste o volveremos a caer en la grabación que nos inserta, día a día la voz del mundo? La voz impuesta que responde la pregunta para beneficios de otros.

¡Fernando corre, corre, Salka está cerca de tu corazón!
Fernando se deja llevar por el guiño del amor, esa figura femenina que lo hechiza y lo hace salir de su rutinaria vida de adolescente.

De la mano de Luis R. Santos vas entrando en esta historia, contada con hilos delgados y pegajosos que serán urdidos sobre ti, lector, y te atraparán como mosca mansa, te irás haciendo manso para ser devorado por la novela de ocho patas que se nos cuenta con calma, un lenguaje sereno que nos pasma y nos envuelve, nos hará transitarlo con hambre, con verdadera intriga, ansiosos y sedientos como condenados. Sentiremos al leerla la necesidad de fusilarnos de un trago todas las palabras, y aun sobre las fauces del papel se abrirán paréntesis mentales donde nuestros ojos no se quedarán fijos sobre lo escrito sino que lo escrito abrirá canales donde el diálogo interno cuele su extraño territorio de imágenes, entonces encontraremos un retorno y seguiremos la lectura.

«Y la piel se me estiraba más y más»,  dice Fernando mientras nos cuenta el escritor Luis R. Santos, la experiencia espiritual donde el personaje sufre la metamorfosis de su alma lentamente, HUIR, NORMAL, LIBERTAD, CAMBIO, LIMBO MENTAL, INTUICION, TIEMPO, PROYECTO, FELICIDAD, AMOR, INMATERIALIDAD, son los términos que protagonizaran junto a Fernando este mundo de fantasías en el que se desarrolla su inalcanzable e inapelable búsqueda de ese Lugar llamado Salka y de esa mujer dueña de todas sus angustias y respiros, Mary Regina.

Del lugar al que quiere llegar nos dice: «Ya sabia que Salka era un lugar que todo aquel que lograra alcanzarlo viviría como muy pocos seres humanos, han vivido, viven y vivirán»
Del alguien a quien busca nos dice: «La sensación de ver en los ojos del misterio en una persona desconocida que nos grita ‘te conozco’, las preguntas ¿Dónde la he visto antes?, ¿dónde la había conocido?».

Ese lugar dentro de nosotros mismos es nombrado por Luis R. Santos, Salka, ese lugar donde vamos al encuentro de nuestro femenino perfecto, de nuestro masculino perfecto, donde finalmente somos UNO con todo lo que existe, con el universo. Es un viaje de evolución espiritual, la búsqueda sin retornos ni retrocesos, aunque el viaje se nos haga interminable y de hecho lo sea, pues no se busca más que encontrarse grado a grado, paso a paso, abandono tras abandono.
En este camino a Salka, Fernando termina sacando conclusiones tras sus diálogos con otros personajes, en párrafos con ideas tan poderosas que tratan de definir la pregunta inicial, párrafos como este: «Y llegué a la conclusión de que morir no solo era el proyecto de la anciana, que acababa de conocer sino de todos los seres humanos».

Un lugar llamado Salka de Luis R. Santos nos convierte en dianas y dispara preguntas como flechas, preguntas esenciales y olvidadas. ¿Qué significa el tiempo para las personas?  ¿Qué pasa con el amor?  ¿Era yo feliz?  El código de nuestros espíritus buscándose porque en esta novela «El mundo es una entidad hermosa, casi divina», dos olas se aprisionan una a la otra, se trenzan, forman un zíper entre imaginación y realidad.

A Salka se llega con música de fondo, la que nos podría acompañar al leer sus páginas «Nocturnos de Chopin» lo repetimos una y otra vez hasta devorarnos las 104 paginas que nos llevarán a la mente y al espíritu en sus contradicciones, a ver si damos el salto justo para alcanzarnos felices y plenos. De lo que sí podemos estar seguros es que Ella o Él y ese lugar para serlo te esperarían aunque tardes muchas eternidades en llegar porque para buscarse…, hay que saber dejarse atrás.

Muchas gracias

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