ENTREVETAS
Muchísimo más que una promesa Yolanny Rodríguez Torres es una piedra preciosa en el sistema de los valores extraordinarios de la dominicanidad. Ámbar. Oro. Larimar. Compromiso. Academia. Me inclino ante la soberbia de su modestia, ante su altanera sencillez. Señora Teatro. Doña Usted. Deidad espontánea. Doña entrega. Certeza asegurada de lo que es calidad. Gracia.
Entrevista a Yolanny Rodríguez Torres
Clodomiro Moquete
El Teatro Las Tablas está haciendo historia en Estados Unidos y en República Dominicana, ¿cuándo fue fundado y por quiénes?
El teatro las tablas se fundó en noviembre de 2006. Se me ocurrió en un ensayo en EL Barrio. Conversé varias horas con Gabi Maya Lanid que me ayudó a entender en claro qué quería crear y por qué.
Cuando organicé la primera actividad, César González me permitió reunirme en la Librería Calíope, y me reuní con Anny Benítez, Mireya Cruz, del Centro de Desarrollo de la Mujer Dominicana; Lourdes Pérez y Shyla Kinhall. Luego vino Ana Montero y cada año muchas personas más vienen. Para cuando incorporamos (legalizamos) Las Tablas como una organización de las artes en el 2008 estábamos al frente Awilda Fabián y Enrique Lirio en la directiva, Zulaika Velázquez y J. Ariel Rodríguez en las producciones y Molly Gray de Webmaster.
¿Qué significa para un grupo de dominicanos hacer teatro en Nueva York?
Significa muchas cosas. Significa un logro en gran medida porque el medio es muy hostil. Significa tener mucha paciencia porque este es una camino muy largo con muchas veredas por donde desviarse. Significa trabajar de la mañana a la tarde y tomarse las noches para los ensayos, porque ninguna de las personas que trabaja conmigo vive del teatro. Y significa entender que todo esto es parte del sacrificio colectivo para hacer teatro.
Conozco el caso de la escritora Dinorah Coronado y su teatro, conocemos el caso del Teatro Las Tablas, ¿cuáles otras entidades dominicanas en Nueva York actúan en teatro?
Aluny que dirige Fior Marte, Teatro el Grupo de Carlos Sánchez, y muchisimos actores que trabajan en teatro independiente o en instituciones como Inaru/Teatro Íntimo de Maitreyi Villamán que tiene su cede en el Centro Cívico Cultural Dominicano, y nuestra más grande institución uni-personal, Josefina Báez.
Desde la distancia advierto que hay gente joven y de distintas edades dedicadas a otras actividades pero que de vez en cuando pueden incursionar en grupos de teatro, quizá por invitación, ¿qué tan numerosas son esas personas? ¿Puedes mencionar nombres?
En general, los actores van a audiciones y es como consiguen papeles. Es muy complicado mantener una compañía y realmente no es necesario, hay demasiada variedad como para limitarse a un grupo selecto. Daya Robles, Ana Montero, Jesús Martínez siempre tienen trabajo. Mariluz Acosta trabaja con Pregones por 15 años. Una vez tratamos de hace un censo y supimos de casi 200 actores de ascendencia dominicana que hacen teatro en español en Nueva York. No tengo idea de cuántos sólo actúan en inglés. Además, a los inmigrantes les toma tiempo dedicarse a las artes, a menos que vengan a eso. Y cada vez que hay un taller, más gente se integra. No estoy segura en qué medida la gente deja de participar.
El Teatro Las Tablas está ligado a Culturarte, ¿cuáles son los lazos que los unen?
Culturarte nos permite usar su espacio para ensayar y reunirnos. Usamos el teatro Anacaona de la Fundación Culturarte para presentarnos. Hacemos acuerdos de trabajo y económicos, pero no hay lazos legales. La Fundición tiene espacio y yo lo necesito.
¿Cuál y cuándo es la próxima actividad formal de teatro de Las Tablas?
Todas las primaveras hacemos un par de funciones benéficas de los «Monóglos de la Vagina». Este año una función en ingles y otra en español a principio de marzo. En abril estrenamos la primera comedia de Paula Crequet, una de las actrices que ha trabajado con nosotros en varios espectáculos. Estamos estudiando otras piezas para junio y octubre.
Háblame de ti, ¿cuál es tu formación académica? ¿Cómo ha sido tu formación en teatro?
Estudié teatro con Robinson Aybar en el Teatro Popular del Centro de la Cultura de Santiago. Cursaba una carrera técnica en artes publicitarias en la CURSA-UASD de Santiago cuando emigré. En Nueva York, fui a Fordham University a estudiar Psicología y concluí una licenciatura (B.A.), en Sociología en Marymount Manhattan College tengo una concentración en trabajo social y en dinamización comunitaria (community organizing). Estudié Teatro del Oprimido en el Bretch Forum de Nueva York y actualmente estudio Performance Autology, una metodología creada por Josefina Báez. Cada año pospongo una maestría en la Universidad de Nueva York porque encuentro otras cosas más interesantes que aprender de directores en la práctica que estudiar las teorías de dirección y escribir ensayos sobre la teoría.
La vocación es una fiebre que se mide en el no reposo. ¿Eres tan apegada al teatro o realizas otras actividades?
Mi trabajo organizando inquilinos consume mucho tiempo y constantemente estoy involucrada en alguna actividad comunal. Actualmente estoy colaborando con el Comisionado Dominicano de Cultura en los Estado Unidos para crear una sesión de teatro, amplia y plural. Al tiempo, colaboro en la construcción de una experiencia política de base. A penas tengo tiempo de jugar con mi hijo o de cenar con mi esposo. Pero debes saber que esta fiebre hay que sudarla o se enferma uno. No todo el mundo lo comprende, pero mi compañero sí y él mismo me motiva a seguir haciendo todo lo que me interesa hacer.
¿Cuáles son los planes para el futuro? ¿Se puede planificar? ¿Hay una obra que esté en el tintero o que esté seleccionada, en lectura, para un montaje próximo?
En el futuro lejano quisiera tener mi propio teatro, pero para llegar a eso tengo que aprender muchas cosas aun y creo que una maestría debería llegar antes que el local. De inmediato hay siempre trabajo que hacer, Las Tablas no es sólo un grupo de teatro, es una organización de las artes y hay deberes fiduciarios y administrativos que cumplir. Tenemos el deber de desarrollar las artes y hay talleres que impartir o coordinar tanto para artistas en la práctica como para quienes llegan a explorar.
Además siempre estoy leyendo teatro nuevo y reuniéndome para evaluar posibles proyectos. Y hay obras en el tintero ya pendientes: «Miérquina», un unipersonal en el que actúo, y «Mi Maldita Madre», de mi autoría tienen un año esperando su turno. Actualmente estoy escribiendo una pieza para Zulaika Velázquez, basada en un viejo proyecto de mi autoría (The Displacement Monologues) y otras 3 actividades que no tengo permiso de comentar todavía. Así que lo que no puedo decir a ciencia cierta es cuándo se harán o dónde, pero ahí están esperando.
En el interés o los intereses identitarios de la comunidad el teatro en sí no tiene razón de ser. ¿O sí la tiene? ¿Cuál es la razón más allá del teatro?
El teatro es un instrumento para representar la identidad, es además una herramienta para explorar la propia identidad. Lo/as dominicano/as somos muy teatrales, antropológicamente es muy interesante observar un/a dominicano/a y para un actor es fascinante la gesticularidad y el ritmo dominicano. Si pudiéramos erradicar el teatro de la comunidad, prohibir que se represente la identidad a través del teatro, entonces interpretaríamos como actores, representaríamos como directores y dramaturgos y buscaríamos como público a la humanidad, que a final de cuentas, habla de manera particular a cada individuo.
Así que si no por el mero hecho de hacer teatro, más allá de hacer teatro dominicana es indetenible, y si lo pudiéramos detener, lo básico y real de cada individuo en común con sus semejantes restablecería el teatro. Así que a mi modo de verlo, no desarrollar el teatro, es no desarrollarnos. Creo que eso lo diría un físico de las matemáticas.
Yolanny Rodríguez
16 de enero, 2010