Las repeticiones grabadas de los miércoles han sido suspendidas
Jimmy Hungría |
Las óperas de diciembre
Por Jimmy Hungría
jimmyhungria@hotmail.com
En diciembre serán dos las óperas de The Metropolitan Opera House que se transmitirán en vivo y tiempo real, en la pantalla de la sala 3 de Acrópolis Caribbean Cinemas: "Rodelinda", de Handel, el sábado 3 a la 1:30 de la tarde, y "Fausto", de Gounod, el sábado 10 a las 2:00 de la tarde. El precio es $900 (novecientos pesos) cada una. Las repeticiones grabadas de los miércoles a las 6:00 p.m. han sido suspendidas por el resto de la temporada. Si quieres saber más detalles, escríbeme a mi dirección electrónica (jimmyhungria@hotmail.com).
Mientras tanto, lee lo que te copio a continuación, de la página web de The Met, acerca de "Rodelinda", de Handel:
"La acción trascurre en Lombardía, probablemente durante el siglo once, cuando la región, después de un largo período de ser parte del imperio de Carlomagno, comenzó a experimentar una descentralización del poder político. El duque Grimoaldo ha forzado al rey Bertarido a dejar el trono de Milán con ayuda del traidor Garibaldo, duque de Torino. La reina Rodelinda cree que su esposo está muerto, ignorando que él estaba en la bóveda de los Reyes de Lombardía, esperando la oportunidad para rescatarla a ella y a su joven hijo, Flavio.
ACTO I: En el palacio real, de luto por la pérdida de Bertarido, Rodelinda ha enviudado pero siente que debe continuar viviendo por el bien de su hijo. El usurpador Grimoaldo entra y, descaradamente, le declara su amor: si ella se casa con él, podrá continuar siendo reina y una vez más tener un rey a su lado. Ella lo rechaza indignada y se retira.
Garibaldo, el secuaz de Grimoaldo, le aconseja romper la relación con Eduige, la ambiciosa hermana de Bertarido, quien lo persigue con la convicción de poder compartir el trono con él.
Eduige aparece. Grimoaldo le recuerda que cuando él la cortejaba, ella lo había rechazado. Ahora que él ha tomado el poder, es ella quien quiere casarse, y es él quien ahora no lo desea. Después de que Grimoaldo se retira, Eduige le pide ayuda a Garibaldo para poder humillar a su antiguo pretendiente. Garibaldo, a solas, expone sus propias ambiciones para el trono: si ayuda a Eduige y finge amor por ella, él espera acercarse al poder.
En el lugar del entierro de los reyes de Lombardía en la arboleda de cipreses, Bertarido, disfrazado de húngaro, expresa el dolor por la separación con Rodelinda. Unulfo, quien ha llegado a ser el consejero del usurpador, busca a Bertarido, pero mantiene secretamente su lealtad hacia él. Para poder preservar la seguridad del refugio de Beratrido, Unulfo no le ha dicho a la reina que su esposo todavía esta vivo: su dolor hará el engaño más creíble. Los dos hombres se escabullen para darle sus respetos a Rodelinda ante el ataúd de su esposo.
El intrigante Garibaldo se acerca y enfrenta a Rodelinda con un ultimátum: o acepta casarse con Grimoaldo asegurándose un tiempo después de que su hijo ocupe un lugar en el trono, o de otro modo que acepte su propia muerte y la de su hijo. Rodelinda, no teniendo opción, dice que aceptará casarse, pero jura que Garibaldo pagará con su propia vida. Una vez que ella se ha ido, Grimoaldo se adelanta y tranquiliza a su secuaz diciéndole que no permitirá que Rodelinda logre cumplir con su amenaza.
Después de que los dos hombres se retiran, Bertarido emerge de su escondite, perturbado por la rendición de su esposa. Se propone castigarla pero esperará hasta después de su nuevo matrimonio para revelar que aún esta vivo.
ACTO II: En el palacio, Garibaldo convence a Eduige para que sea suya si él la venga del desprecio de Grimoaldo. Él intuye, sin embargo, que el amor por Grimoaldo aún gobierna su corazón. Después de que él se ha retirado, Eduige se ofrece para ayudar a Rodelinda en contra de Grimoaldo. Se va, y cuando Grimoaldo aparece, Rodelinda pide, como condición para casarse, que el traidor de Garibaldo sea condenado a muerte. Grimoaldo le dice que obedecerá. De inmediato ella lo desafía a aplicar la pena de muerte a su hijo también, diciéndole que ella no podrá ser madre de un legítimo soberano y esposa de un usurpador al mismo tiempo.
Cuando ella se ha ido, Garibaldo impulsa a Grimoaldo a aceptar el reto de Rodelinda y condenar al niño. Contra su propia conciencia, Grimoaldo es tentado a acceder. Cuando Unulfo pregunta a Garibaldo por qué le dio a Grimoaldo un consejo tan cruel, Garibaldo responde que un tirano debe comportarse como tal. Luego Unulfo se da cuenta de que Garibaldo traicionará a su rey tan fácilmente como lo hizo con el anterior. Pero Unulfo confía en que Bertarido se animará por la ferocidad de la lealtad de Rodelinda.
En “un lugar remoto”, Bertarido descubre un reflejo de sus lágrimas en el murmullo de arroyos y manantiales, en los ecos de las cavernas y las colinas. Eduige, quien andaba caminando por ahí, reconoce a Bertarido y se sorprende al encontrar a su hermano vivo. Mientras ellos conversan, Unulfo llega y le asegura a Bertarido que, contrariamente a lo que él creía, Rodelinda ha sido fiel. Bertarido busca, únicamente, la manera de reunirse con su esposa, diciendo que su reino ya no importa.
En sus aposentos, Rodelinda está muy feliz y temerosa de haberse enterado que Bertarido está vivo. Él aparece, disculpándose por haber dudado de ella, y se abrazan. Grimoaldo irrumpe, no reconoce a Bertarido y acusa a Rodelinda de infiel tanto a su difunto esposo como a él mismo. Para proteger a Bertarido, Rodelinda declara que él es un impostor. Grimoaldo ordena su arresto, diciendo que está sentenciado, sea o no sea realmente Bertarido; permite a la pareja una última despedida, y se va. Rodelinda lamenta el hecho de que el regreso de su esposo le ha causado tantas penas como su ausencia, pero Bertarido esta simplemente feliz de verla.
ACTO III: En el palacio, Eduige le da a Unulfo una llave para ayudar al prisionero a escapar. Unulfo esta complacido. Para reparar sus ambiciones anteriores, Eduige sólo quiere salvar a la pareja real y a su hijo. Garibaldo, sin embargo, trata de convencer a Grimoaldo de que el supuesto Bertarido deberá morir: “Mata al sinvergüenza o pierde el reino”. Grimoaldo no está dispuesto a hacerlo, ya que se distanciará más de Rodelinda y ahondará su propia culpa.
En un calabozo, Bertarido se pregunta si fue el amor o el destino el causante de su ruina. Eduige le arroja una espada en la oscuridad, la cual cae a sus pies. Toma la espada, ataca al primer intruso que entra en su celda, pero en ese momento descubre que es el fiel Unulfo. El mismo, que no está severamente herido, guía a Bertarido hacia un pasaje secreto. En tanto, Eduige busca una linterna y va a la celda con Rodelinda y el niño Flavio. Solo encuentran la capa de Bertarido ensangrentada. Rodelinda teme que su esposo esté muerto, y desahoga su dolor.
Emergiendo desde el jardin, Unulfo parte en busca de Rodelinda y el niño. Bertarido se regocija con la idea de recuperar su poder legítimo. Se oculta cuando Grimoaldo entra. Ansiando un momento para poder descansar de sus emociones culpables y conflictivas, Grimoaldo confiesa su remordimiento a causa de sus delitos. Como está adormecido, Garibaldo sube sigilosamente y roba su espada con la intención de matarlo. En ese momento, Bertarido sale de su escondite y mata a Garibaldo.
Unulfo trae a Rodelinda. Grimoaldo, quien debe su vida a Bertarido, lo aclama como rey de Milán. Por lo que se refiere a él, se casará con Eduige y gobernará Pavia. Rodelinda, al fin, puede sentir la alegría de reunirse con su esposo. Ambas parejas y Unulfo aclaman el final de la oscuridad y las recompensas de la virtud"
http://archive.operainfo.org/broadcast/operaStory.cgi?id=98&language=2