Bajo las aguas de cualquier arroyo te arrastras refrescante...





















Piedra
Poema

Gabriel Moquete

¡Ah infinito amor
          el de la piedra!
Alma seca, sin ruidos
ni suspiros,
a merced de la mano que se antoje
asirla, para usarla a su acomodo.

Encumbrada en pirámides inmensas,
en murallas, en torres,
castillos, obeliscos,
lo mismo que soberbia, resistiendo
la embravecida ira de los mares.

No existe, como tú, materia alguna
con tantas cualidades diferentes,
vuelas por los espacios, desprendida
de ignoradas estrellas
y cometas,
sin trazar recorrido,
como dueña absoluta
de tu marcha ligera.

Bajo las aguas de cualquier arroyo
te arrastras refrescante,
o hecha guijarro, bajo sol ardiente
resbalas dominante,
y tras de sostener regios castillos
y amurallar ciudades,
y hacer de catacumbas,
y ser desde el principio
tan fuerte como ahora,
también te sublimizas
cuando en preciosas jades,
esmeralda, topacios
diamantes y rubíes,
tocas pechos de reinas,
de damas de alta alcurnia,
desde ayer hasta ahora,
y a través de los años,
los siglos y los siglos...

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