Dos concepciones diferentes de cultura
Carlos Hernández Soto |
El concepto de cultura
Carlos Hernández Soto
El jueves 4 de octubre dicté una conferencia en el Museo del Hombre Dominicano sobre los conceptos de cultura y patrimonio cultural en el quehacer del Ministerio de Cultura de República Dominicana. Aquí me referiré única y brevemente al concepto de cultura, sobre el que he reflexionado en estos días.
En la historia del concepto de cultura ha habido dos concepciones diferentes. Una de ellas es la que se ha dado en denominar, erronéamente, “humanista”, y la otra es la concepción “antropológica”.
La primera, la humanista, pone énfasis en el cultivo de la mente y del espíritu. Está presente en Cicerón, quien habla de “Colere pectus per ingenuas artes”, es decir, cultivar el corazón a través de las artes del ingenio. En este sentido la cultura remite a la sensibilidad, a los valores espirituales de una época y a su expresión en productos y obras de cariz artístico, literario y científico. Es una visión que ha sido acariciada por artistas, intelectuales y académicos que trabajan -y se precian de hacerlo- en el “campo cultural”.
Esta visión de la cultura, que confunde la cultura en sentido estricto con la llamada “alta cultura”, es elitista y carismática, se considera un producto de la educación “refinada” y produce un efecto jerarquizador y clasista.
Un ministerio de cultura de un país democrático no puede guiarse a sí mismo a partir de un concepto de cultura elitista, pues su quehacer es para toda la población.
La segunda visión de la cultura, la antropológica, procede de los antropólogos y de algunos sociólogos, que han definido la cultura de manera amplia y abarcadora. Así lo hicieron Edward Tylor, Bronislaw Malinowski, John Beattie, Clyde Kluckhon y Guy Rocher, entre otros.
Tylor, el primero que tuvo una cátedra de Antropología en Oxford, elaboró una definición pionera harto conocida: ”La cultura, en su amplio sentido etnográfico, es ese complejo conjunto que incluye el conocimiento, las creencias, las artes, la moral, las costumbres y cualesquiera otras aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad”. A estos elementos, Malinowski añadió otros de la cultura material.
A Guy Rocher debemos una definición de cultura que recoge los elementos comunes a las definiciones de los otros antropólogos citados. Inspirándose en Kluckhohn, Rocher sostiene que la cultura es un conjunto trabado de maneras de pensar, de sentir y de actuar. Estas son aprendidas y compartidas por una colectividad, que se distingue de otras precisamente por esas maneras de pensar, de sentir y de actuar.
Si unimos esta definición con la que Kluckhon nos ofrece en su libro Mirror for man, podríamos definir la cultura como un “modo de vida” (“la manera total de vivir de un pueblo”) que se manifiesta en las maneras de pensar, de sentir y de actuar.
De acuerdo a las definiciones de cultura que ofrecen antropólogos de enfoque semiótico, la cultura se considera como un conjunto de sistemas simbólicos (Claude Lévi-Strauss) o como una urdimbre de significaciones que el hombre se ha tejido y en la cual vive inserto (Clifford Geertz).
Entre esos sistemas simbólicos se consideran importantes, según Lévi-Strauss, el lenguaje, las reglas matrimoniales, las relaciones económicas, el arte, la ciencia y la religión. Esos sistemas son como los hilos de una telaraña que el hombre se ha tejido para poder caminar sin tropieza y obtener lo que necesita para vivir.
La cultura es una abstracción, como lo es un mapa. Kluckhohn ha escrito a este respecto:
“De la misma manera que un mapa no es un territorio, sino una representación abstracta de un región particular, así también una cultura es una descripción abstracta de tendencias hacia la uniformidad en las palabras, los hechos y los artefactos de un grupo humano. Si un mapa es exacto y se sabe leer , no nos perdemos; si conocemos una cultura, sabremos desenvolvernos en la vida de una sociedad”.
Termino este post con unas puntualizaciones en torno a la cultura desde una óptica antropológica:
- La cultura regula nuestras vidas en todos los instantes, desde que nacemos hasta que morimos.
- No hay personas incultas: todas las personas participan de una determinada cultural.
- La cultura no es biológica pero canaliza actividades o procesos biológicos, como comer, estornudar, orinar, defecar, ayuntarse, llorar, vomitar.
- La cultura no tiene que ver con el color de la piel.
- La cultura nos proporciona los rasgos de nuestra identidad.
Un ministerio de cultura debería asumir en su accionar el concepto antropológico de cultura como un “modo de vida” que se manifiesta en las maneras de pensar, de sentir y de actuar de la gente que las comparte. ¿Por qué? Porque la cultura no está constituida solo por las “bellas artes”, las letras y la música llamada “culta”. La cultura de una Nación es la cultura de la gente normal, común y corriente. Un ministerio de cultura debe trabajar para todos, privilegiando a las clases populares, por ser ésta la gran mayoría, pero sin excluir a los amantes de la llamada “alta cultura”.
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